Hoy el diario El Mundo, dedica su portada a criticar el despilfarro de las autonomías en tiempos de crisis. Claro que lo hace como siempre tirando duro hacia sus enemigos, como Gallardón, pese a no ser presidente autonómico se le sacude ya que pasa por allí y dejando mejor parado a sus amigos, como Esperanza Aguirre, que tiene un A6 en lugar de un A8 como tenía Touriño, es verdad, pero podrían decir cuantos coches tienen disponibles todos los altos cargos de la Comunidad de Madrid ya que en la investigación de los espionajes del PP ha salido a relucir el parque movil de algunos consejeros (tres coches para cada uno) y sus asesores…
El problema de las autonomías es que no sirven para lo que se crearon, que se supone que era para acerca de la gestión a los ciudadanos. Son en la práctica unos monstruos administrativos en forma de reinos de taifas donde se duplica el gasto público y es tan complicada de entender como si fuera un ministerio del siglo XIX, sin que por eso mejoren las prestaciones a los ciudadanos, más bien al contrario… Creo que hay que replantearse el modelo y optar por terminar con esta sangría competencial y económica, que hace que haya ciudadanos de primera, de segunda y de tercera en nuestro país. Y terminar también con la demagogia de la derecha, de culpar solamente a las autonomías denominadas históricas y con un fuerte componente nacionalista, de insolidaridad y despilfarro. Es cierto que algunas actuaciones de gobiernos como el catalán, son realmente prescindibles e incluso algunas lamentables (como es el caso de los dineros públicos gastados en potenciar selecciones deportivas o en las pseudoembajadas), pero no es menos cierto que las autonomías del PP a las que tanto se le llenan la boca de españolismo, despilfarran tanto dinero como las otras en potenciar manifestaciones ultraderechistas, manipular la información con canales de televisión, propaganda a mansalva, abrir en lugar de pseudoembajadas decenas de «oficinas culturales» y contar con miles y miles de cargos de confianza entre los compañeros de partido, para montar una estructura paralela a la del estado central… bueno paralela o habitualmente a la inversa para hacer la contra.
Creo que la España de las autonomías está en una deriva complicada y necesariamente hay que replantearse el modelo, más aún cuando la crisis económica hace necesario redefinir el modelo económico y social de nuestro país. Si quieren acercar la administración a los ciudadanos que miren y den recursos a los Ayuntamientos, y si lo que se quiere realmente en duplicar el gasto en aras de reparto de cargos, sueldos y competencias, por intereses políticos o de partido, que lo digan y no nos tomen más el pelo. Vayamos por tanto, sin miedo a un estado federal donde queden claras y cerradas de una vez las competencias y los recursos de cada administración, para que esto no sea un mercadeo donde las autonomías recogen cada vez más dinero y luego echan la culpa al gobierno central de turno de lo mal que está todo.
Aún sigo rebelándome contra un modelo de estado, donde no todos somos iguales. Y la culpa no la tienen (solo) los nacionalistas (y si no que miren la sanidad y la educación en Madrid), el resto de partidos no nos quedamos atrás…
Etiquetas: autonomía, España, nacionalismo