En estos días ando muy indignado con la desproporcionada acción militar de Israel, que está masacrando a cientos de civiles palestinos, que indefensos no dejan de recibir todos los días bombardeos sistemáticos e indiscriminados, con la excusa de debilitar a los terroristas de Hamás. Ando tan indignado que estoy en el límite, si es que no lo he sobrepasado, de cuestionarme toda mi posición inicial de ver con simpatía y justificación al Estado de Israel como una necesidad histórica y una, en cierto modo, isla democrática en una zona llena de totalitarismo. En estos días, viendo las fotos de niños masacrados bajo la pasividad internacional, he utilizado adjetivos muy gruesos con Israel. Leyendo algunos de manera fría, incluso demasiado gruesos, pero la salvajada se lo merece. Se están comportando como genocidas sin control.
Aún así, yo ayer no estuve en las manifestaciones contra la intervención militar en Gaza. Y no estuve, no porque no estuviera en contra de los bombardeos, que lo estoy, sino porque en este tipo de manifestaciones, sabes porque sales pero no con quien terminas (como la lamentable pancarta de la foto). Y porque mi rechazo de los asesinatos de Israel, no supone ni mucho menos, un apoyo a Hamás o a cualquier otro grupo terrorista islamista. Desprecio al fanatismo que estoy convencido que compartían el 90% de los manifestantes, empezando por todos esos actores tan vilipendiados por ese liberal pinochetismo, ahora reconvertido al sionismo. Comparto la necesidad de un Estado Palestino, libre y con derechos. Y la existencia de ese Estado es completamente incompatible con el fanatismo islamista. Y conste, que mi rechazo a Hamás, no me ciega en la visión de que esta campaña de barbarié israelí, supone un reforzamiento entre la población superviviente de los bombardeos, del fanatismo y la justificación de la misma lógica que ha guiado al Estado Judio: ojo por ojo y diente por diente. Es normal que esto suceda, aunque sea lamentable que sea así.
Por tanto, no me hubiera gustado juntarme en la manifestación con quienes defendían el fanatismo islamista como respuesta al fanatismo judio. Por que creo, que de eso se trata. La lucha de dos fanatismos por un solo territorio. Fanatismos que han ganado la pelea a los moderados en cada uno de los lados y ahora dirimen, sin duda en desigualdad de fuerzas, de quien es la Tierra Prometida. Y ese desmarque claro del otro fanatismo, es lo que yo no vi claro en la convocatoria, aunque sepa que lo comparten los convocantes mayoritarios (PSOE, CC.OO., UGT…), si supongo que no se pudo explicitar más en arás de no dividir a otras entidades sociales, en un objetivo loable final: acabar con las muertes de manera inmediata.
Yo aunque ando muy enfadado, creo que sigo estando con esa izquierda israelí, laica y democrática que defiende la coexistencia pacífica con un Estado Palestino, laico y democrático. Y veo con pena, la práctica desaparición de ese laicismo en el pueblo palestino y su arriconamiento en Israel. Por otra parte, desaparición fomentada y alimentada precisamente por occidente en la guerra fría (cuanta similitud con lo sucedido en Afganistan en los 70 y 80).
Hoy he intentado no expresar en voz tan alta mi indignación, aunque no he cambiado mi postura ante esta crisis. Lo que quería decir en esta entrada, es que creo que desde la izquierda (o parte de la izquierda), estamos cayendo en el error de no posicionarnos claramente contra todos los fanatismos. Es un poco la postura de la derecha pero al revés: como Israel machaca islamistas, apoyemos a Israel o como los talibanes combatian comunistas, apoyemos a los talibanes (así fué en los años 80). Pero la barbaridad que está cometiendo Israel, no puede cegarnos e idealizar a quienes como Hamás, tienen como fin, haya bombardeos previos o no, la masacre de los habitantes del Estado de Israel y de todo lo que no sea islamismo radical (empezando por su propia población). Por eso, me duele mucho más que en Israel, una vez más hayan vencido los halcones. Sin convencia en Palestina no hay viabilidad de un verdadero Estado democrático en Israel. Y a los que creemos en la existencia (aunque estos días nos cuestionemos todo, viendo los niños muertos y las sinvergonzonerías de decir que son escudos humanos) de Israel, nos están quitando argumentos.
A mi al menos, estos muertos me ha hecho replantearme muchas cosas…